¿Quién es un intérprete de conferencias? Es una persona que trabaja para que otras se puedan entender entre ellas. Por eso me encanta mi trabajo.
Ser intérprete de conferencias es un oficio adquirido, hay que aprenderlo. No es un talento innato. La mayoría de las universidades ofrecen la carrera de traducción e interpretación o el Máster en Interpretación de Conferencias. Es un buen punto de partida.
No se trata de aprender idiomas. El perfecto dominio de idiomas es el primer requisito para poder empezar la formación de intérprete de conferencias.
Tenemos que saber idiomas y debemos cuidar de ellos a lo largo de toda nuestra carrera. Vigilar el acento, la pronunciación, el vocabulario y la naturaleza de cada uno de nuestros idiomas. Es un trabajo constante y nos tiene que gustar porque si no, simplemente no sale.
Trabajamos con gente, a diario nos relacionamos con personas de ámbitos socioculturales muy variados. Por eso, el intérprete siempre debe estar al tanto, saber adaptarse y desenvolverse en distintas situaciones.
Nos enfrentamos a continuos retos lingüísticos, culturales, éticos, sociales y tecnológicos. No es un trabajo monótono, tampoco es fácil. Nuestra profesión a menudo nos exige resistencia, tanto psicológica como física, versatilidad y cierta diplomacia. Es complicado pero apasionante.
Solo transmitimos el mensaje, no somos los protagonistas, debemos ser discretos e “invisibles”. Cuando la comunicación fluye sin que se note la presencia del intérprete, nos podemos felicitar.
Y quizá lo más duro en esta profesión es que nunca logramos transmitir absolutamente todo el mensaje, siempre habrá una parte perdida, “lost in translation”. Por muy bien que hagamos nuestro trabajo, siempre fracasamos un poco. En esta profesión es difícil quedar satisfecho con el trabajo realizado por uno mismo. Y eso, para una persona ambiciosa, como por naturaleza somos los intérpretes, es muy duro.
Pero shhh, porque solo la intérprete sabe lo que no ha dicho.
